domingo, 17 de abril de 2016

La Locura de Carlota de Habsburgo, de Victoriano Salado Álvarez.

(Texto difundido como cápsula en el programa Ítaca, producido por el Instituto Veracruzano de la Cultura y Radio y Televisión de Veracruz, el viernes 15 de abril de 2016).

La locura de Carlota de Habsburgo, de Victoriano Salado Álvarez.
por Óscar Hernández Beltrán.

Victoriano Salado Álvarez, escritor nacido en Jalisco que destacó como periodista, académico y diplomático, publicó en los primeros años del Siglo XX un conjunto de novelas históricas que ahora se conoce como Episodios Nacionales Mexicanos. El Fondo de Cultura Económica editó hace diez años, en su colección Centzontle un volumen que contiene los capítulos de dicha obra en los que Salado Álvarez  narra el inicio de la locura de Carlota de Habsburgo y la reacción de Maximiliano ante el trágico suceso.
            Se trata de un pequeño volumen, sumamente atractivo y pleno de ingredientes con valor literario, tales como una narradora inteligente y discreta, una gran riqueza lexical (como era de esperarse de un autor que durante muchos años presidió la Academia Mexicana de la Lengua) y, sobre todo, un argumento que, aunque conocido, no deja nunca de despertar el interés de los lectores.
            Con habilidad, Salado Álvarez refiere el progresivo deterioro de las facultades mentales de la Archiduquesa durante su periplo europeo y hace sentir a los lectores que la demencia de Carlota se agudiza ante el impacto que le producen sus infructuosas entrevistas con el Emperador Francés Napoleón II y el Papa Pio IX. Sin dejar de lamentar el sufrimiento de la protagonista, el novelista se ubica con toda claridad entre el grupo de quienes consideran que tal martirio no fue sino un ecuánime castigo a la vanidad y la ambición desmedidas, aunque justo es reconocer también que el autor presenta a Carlota como un ser inteligente y astuto durante sus periodos de lucidez.
            Para los lectores veracruzanos el libro contiene un atractivo adicional, ya que una buena parte del relato se desarrolla en el Puerto de Veracruz y en Orizaba. Sabido es que en el año de 1865 Maximiliano partió hacia Veracruz, donde lo esperaban dos fragatas austriacas, ya que había considerado la posibilidad de abdicar al imperio mexicano para reunirse con su esposa enferma. Indeciso ante la disyuntiva de intentar preservar su imperio a pesar del abandono del gobierno francés o de renunciar definitivamente a la aventura mexicana, el archiduque hizo un alto en Orizaba en donde combinó reuniones de análisis político con incursiones botánicas por el territorio de las Altas Montañas, pues en el estudio de las variedades vegetales Maximiliano era algo más que un aficionado. En su relato, Victoriano Salado Álvarez recrea con acierto dichas incursiones y no ahorra adjetivos al describir la belleza del paisaje circundante. La decisión final de Maximiliano la conocemos todos, así como su cruento destino.
            Los lectores interesados en leer La locura de Carlota de Habsburgo pueden descargar el volumen gratuitamente, de la página electrónica del Fondo de Cultura Económica, la benemérita institución editorial mexicana que, con frecuencia, nos alegra y llena de orgullo.         

[1] Victoriano Salado Álvarez. La locura de Carlota de Habsburgo. Fondo de Cultura Económica. Colección Centzontle. 2005. 112 pp. http://www.fondodeculturaeconomica.com/Librerias/Lectura/

domingo, 10 de abril de 2016

Ante el centenario de Neftalí Beltrán

(Texto publicado en el periódico mural del Instituto Veracruzano de la Cultura, correspondiente al mes de abril de 2016).


Ante el centenario de Neftalí Beltrán
por Óscar Hernández Beltrán.

El próximo 16 de mayo se cumplirá el primer centenario del nacimiento del poeta alvaradeño Neftalí Beltrán. Don Neftalí se dio a conocer en el grupo Taller (1938-1941) junto a Octavio Paz,  Efraín Huerta y Alberto Quintero Álvarez.  Además de poesía, escribió para el teatro, la radio y el cine. Se desempeñó como diplomático en embajadas de México en Brasil, Portugal, Holanda, Polonia e Italia.
                Su obra fue breve. A los veinte años publicó su primer libro, titulado Veintiún Poemas y, en 1949, la edición definitiva de su libro más reconocido: Soledad enemiga. En el año de 1966 el Fondo de Cultura Económica publicó la primera edición de su Poesía Completa. Para el crítico José Luis Martínez, Neftalí Beltrán escribía “…esa poesía que nace de los momentos en que se está sólo, de noche, pensando en la muerte” y considera que poemas como Dondequiera que voy  y Ya no veré la luz son “de los más emocionantes y personales de su tiempo”.

                A mediados de la década de los noventa, luego de jubilarse del servicio exterior, Don Neftalí regresó a México y se instaló en el Puerto de Veracruz. En el año de 1995 fue beneficiario del Programa Estímulos a Creadores en la categoría de creadores con trayectoria, con el proyecto “Diez Décimas”. Falleció en 1996. Un año más tarde, el Instituto Veracruzano de la Cultura editó la segunda y definitiva edición de su obra poética, con el título Poesía (1936-1966). En el texto liminar de dicha publicación, Ángel José Fernández escribió: “Al jubilarse del servicio exterior, regresó al país; tornó a radicarse primero en la Capital, luego en Veracruz, donde vivió como siempre, alejado de todos; volvió a visitar Alvarado, su tierra natal: allí recogió su tiempo, la añorada felicidad de la infancia, irrepetible, inigualable, frente a la laguna y entre la gente sencilla de su pueblo.” Recordemos en su centenario a Don Neftalí, a quien Octavio Paz calificó como uno de los mejores poetas de su generación.