La vida
parisiense,
de Enrique Gómez Carrillo[1].
por Óscar Hernández Beltrán
La
fama póstuma del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo resulta, cuando
menos, paradójica. Hace décadas fue catalogado como un escritor frívolo, cuyas
preocupaciones poco o nada tenían que ver con la realidad de nuestro
subcontinente. No obstante, su obra reaparece siempre que se trata de integrar
bibliotecas consagratorias de la mejor escritura hispanoamericana. Tal sucedió
cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores de España incluyó las Tres novelas inmorales en el catálogo de
su cuidadosa “Biblioteca Literaria Iberoamericana y Filipina” y, asimismo, cuando
el gobierno venezolano incorporó el libro de crónicas La vida parisiense en la muy prestigiosa “Biblioteca Ayacucho”. Puede
afirmarse que ambas ediciones no hicieron sino reconocer la estupenda calidad
literaria del extravagante personaje que fue Gómez Carrillo y otorgar a su obra
el sitio que, con justicia, debe ocupar entre nuestros autores clásicos.
La
vida parisiense, es una compilación de crónicas publicadas en diarios
sudamericanos durante los últimos años del siglo XIX, enviadas desde París por
Gómez Carrillo, quien había llegado a la ciudad luz como miembro del cuerpo
diplomático guatemalteco, lo que le brindó la oportunidad de sumergirse en la
intensa vida de la que entonces era la capital cultural del mundo.
Lo mismo la vida literaria que los
espectáculos teatrales, los salones de pintura que las discusiones científicas
y filosóficas e incluso la moda y la gastronomía, todos los aspectos del
paisaje cultural de la época fueron transmitidos a los lectores
hispanoamericanos por este cronista infatigable, poseedor de un carisma capaz
de abrirle todas las puertas, introducirlo en todos los cenáculos y agenciarle
la amistad de los grandes de la época. Tal habilidad le permitió, por ejemplo,
entrevistar a los protagonistas literarios de entonces, como Alphonse Daudet,
J.K. Huysmans, August Strindberg o Catulle Mendès, quienes lo recibieron en sus
respectivos estudios y le confiaron sus proyectos literarios. Con tales
confidencias Gómez Carrillo elaboró sabrosas crónicas que aún en nuestros días
se leen con sumo agrado.
Sumamente inquieto y prolífico, Gómez
Carrillo recorrió, además de Europa, diversos países de África y de Asia, de
los que supo dar noticia puntual en miles de crónicas, mismas que, sumadas a su
labor como reportero en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial, y a
su escasa pero interesante producción narrativa y poética, constituyen una obra
de más de cincuenta títulos, la mayoría de ellos lamentablemente olvidados. Los
lectores interesados en familiarizarse con Enrique Gómez Carrillo pueden leer
en línea las crónicas reunidas en La vida
parisiense, gracias a la generosidad de la
Biblioteca Digital Ayacucho, magno proyecto de difusión virtual de
nuestras literaturas.
[1] Enrique Gómez Carrillo. La vida parisiense. Venezuela. Fundación
Biblioteca Ayacucho. Colección “La Expresión Americana”. 1993.
182 pp. http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba/index.php?id=97&backPID=103&begin_at=160&tt_products=258